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¿De que hablan los dos relatos de la Creación de La Biblia?
En el relato existe un observador, quién narra lo que observa. Y una ubicación muy precisa desde donde observa.
El resultado de la primera vuelta presidencial dejó como hemos señalado
varios hechos innegables que merecen la pena de ser recordados. El centro
izquierda logró cosechar unos resultados que no había logrado en la historia del
país a lo largo de toda su vida republicana. El voto libre representado en las
candidaturas de izquierda democrática por Gustavo Petro y el voto del centro
político representado en la candidatura de Sergio Fajardo, obtuvieron 9?440.950
votos y sumaron el 48,81%. Si a ello se agregan los votos del candidato Humberto
de la Calle, 399.180, estos tres candidatos que representan en Colombia el
espectro político del centro izquierda lograron el 50,87% del total de la
votación que hubiese bastado, de lograr una coalición, para ganar en primera
vuelta. Estos tres candidatos además a lo largo de la campaña se comprometieron
a cumplir con los Acuerdos de Paz sin reparos. Si a ello se suma la votación de
Germán Vargas Lleras que al final de su errática campaña manifestó que apoyaría
los acuerdos puesto que sus críticas ya habían sido recogidas por el Congreso y
las Cortes, se llegaría un 58,15% de los electores que concurrieron a las
elecciones este 27 de mayo. Por su parte la extrema derecha representada en Iván
Duque Márquez logró 7?569.693 votos, el 39,14% del total de la votación. Esta
campaña hizo de la promesa de reformar los acuerdos del Gobierno con las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, uno de los ejes de su campaña,
En un sistema electoral como el colombiano en que se contempla el sistema de dos
vueltas cuando ninguno de los candidatos logra más del 50% del total de los
votos, que fue lo que ocurrió este 27 de mayo, se requiere una segunda vuelta
presidencial entre los dos candidatos que sacaron la mayor cantidad de votos.
Así que este domingo 17 de junio los colombianos/as concurriremos a las urnas
para definir quién regirá los destinos del país por los próximos cuatro años. En
esta nueva contienda los candidatos son el de la extrema derecha Iván Duque y el
de la izquierda democrática Gustavo Petro.
Los resultados del 27 de mayo metieron miedo a los personeros del régimen
político y de los estamentos económicos dominantes. Por eso horas después de
conocidos los resultados electorales y en los días siguientes todo el
establecimiento económico, político y mediático filaron, sin vergüenza, a las
toldas de la candidatura de la extrema derecha con los argumentos más
inverosímiles. Allí llegaron las huestes de Germán Vargas Lleras, y su partido
Cambio Radical. Solo Carlos Fernando Galán senador de dicho partido e hijo del
inmolado Luis Carlos Galán, tuvo la honradez política de renunciar a dicho
partido y a su curul en el Congreso de la República argumentando que no
compartía la adhesión de su partido a la candidatura de Duque al tiempo que
anunció su voto en blanco, opción legal que en Colombia es permitida por la
legislación electoral.
Todos a una contra Petro
El director del Partido Liberal, el ex presidente César Gaviria adhirió también
a la campaña de Duque con argumentos traídos de los cabellos. Que Duque tenía
una formación liberal, que respetaría en lo fundamental los acuerdos de Paz
cuando en la campaña siempre ha anunciado reformas a los Acuerdos del Gobierno
con las FARC; Gaviria sin sonrojarse anunció que su Partido y él mismo, que por
encargo de Santos fue el coordinador de la campaña del SI a los Acuerdos en el
plebiscito del 2 de octubre de 2016, anunció sin mucha trascendencia su ingreso
a la campaña de Duque y del uribismo a quienes había acusado del deterioro de la
institucionalidad, de acudir a la mentira y al engaño para oponerse a los
Acuerdos de Paz y de las alianzas de Uribe con la criminalidad cuando ejerció
como presidente de la República (2002-2010). Ver para creer. En esa misma línea
de argumentación los principales soportes políticos del Gobierno de Santos,
incluido su partido, el Partido de la Unidad Nacional así como los restos del
Partido Conservador, que aún estaban por fuera de la campaña de Duque, le
anunciaron su respaldo.
Detrás de ellos han venido los pronunciamientos de gremios económicos como la
tradicionalista y terrateniente, Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, que
ha calificado el programa agrario de Duque que no es más que el respaldo del
Estado al latifundismo como el mejor programa agrario para el país. Los gremios
de los fondos privados de pensiones que quieren acabar con el sistema de prima
media y privatizar completamente el sistema público representado en Colpensiones
anuncian su respaldo no sin dejar de señalar que se requiere la privatización
del sistema de pensiones en el país y detrás de ellos está el respaldo de los
"cacaos" es decir de los principales grupos económicos del país. Se da por
descontado además el respaldo activo de los principales medios de comunicación
de los cuales son propietarios esos mismos "cacaos". Todo el régimen respalda a
Duque.
Entre tanto los principales líderes del centro político se lavan las manos y
anuncian su voto en blanco. Tanto Sergio Fajardo, Humberto de la Calle y Jorge
Enrique Robledo han anunciado su voto en blanco. Han argüido diversas razones:
que no comparten parte del programa de Petro, que para ser coherentes con sus
electores no se sienten representados en el candidato de la izquierda que tiene
rasgos autoritarios y demostró en su paso por la Alcaldía de Bogotá que no sabe
trabajar en equipo; que por eso hicieron una campaña diferente a la de Petro y
que no pueden llamar a votar por una propuesta que pondría en riesgo la
propiedad privada y que ellos se diferenciaron en esos puntos en la campaña de
primera vuelta. La verdad es que en esta coyuntura, pese a que el voto en blanco
es un derecho y que tienen valga la redundancia, todo el derecho para ejercerlo,
el voto en blanco ayuda a que Duque gane en esta segunda vuelta sin que ese voto
tenga más efecto que deslegitimar tanto a Petro al que no apoyan como a Duque al
que tampoco respaldan.
Las primeras encuestas publicadas después del 27 de mayo nos dan la razón en
este análisis. Una de ellas señala que Duque ganaría con el 52% que hoy tendría
en intención de voto, Gustavo Petro tendría el 34% y el voto en blanco el 14%.
Las encuetas que en las elecciones del pasado 27 de mayo estuvieron cerca de los
resultados finales muestran que entre el respaldo a Petro y el voto en blanco se
tendría un 48% de la intención de voto hoy. La verdad es que el voto en blanco
sirve a Duque en la práctica sin efectos prácticos más allá de tranquilizar sus
conciencias y de una supuesta deslegitimación de los dos candidatos en pugna.
Ahora bien en las Fuerzas que respaldaron la opción del centro político esto es,
el Polo Democrático y la Alianza Partido Verde, sus mayorías parlamentarias y
sus órganos directivos han anunciado su respaldo a Gustavo Petro y lo han hecho
suscribiendo acuerdos para un gobierno de cambio, de transición, de coalición,
en lo cual Petro ha sido generoso. También el Movimiento Nuestro Partido es
Colombia de la candidata a la Vicepresidencia de la campaña de Humberto de la
Calle, Clara López, anunció un acuerdo programático y su respaldo al candidato
de la Colombia Humana, Gustavo Petro.
Varios hechos hay que resaltar de lo que ha dejado al país esta campaña
electoral. El primero que ha sido una campaña en que pese a la polarización en
las redes sociales, en el saboteo de la derecha a la candidatura de Rodrigo
Londoño, Timochenko, de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, FARC,
partido surgido del proceso con la guerrilla de las FARC, que terminó con el
retiro de su candidatura presidencial y al ataque a Gustavo Petro el viernes 2
de marzo en la ciudad de Cúcuta, son pese a ello, las elecciones más pacíficas
realizadas en los últimos cincuenta años en el país. Un segundo hecho a resaltar
es que desaparecida la principal guerrilla en el país emergieron en el debate
presidencial los temas de mayor preocupación de los colombianos: la corrupción
que carcome a todas las instituciones públicas en el país y a una buena parte
del sector privado; la salud en que pese a que el 95% de los colombianos/as
tenemos afiliación somos víctimas de un sistema ineficiente y corrupto en que
mueren por causas evitables más ciudadanos que los que perecieron en el
conflicto armado; la crisis del modelo extractivista como el eje del crecimiento
económico y la necesidad de transitar a las energías limpias y a un modelo de
desarrollo responsable con el medio ambiente; la necesidad de diseñar políticas
públicas para un 48% de la población que sobrevive en oficios informales, la
economía del rebusque, que va de la mano de una reindustrialización del país; la
necesidad de una reforma agraria integral que formalice la propiedad de
campesinos poseedores que no tienen títulos de propiedad y que haya una
redistribución de la tierra concentrada de manera excesiva en que no más de
2.500 propietarios son dueños del 52% de las tierras productivas del país; se
corrió el velo que ocultaba que Colombia es el tercer país más desigual del
planeta apenas superado por Haití y Angola. Y ello en buena medida se debió a la
campaña de Gustavo Petro que desde el comienzo insistió en estos problemas y
obligó a todas las campañas a referirse a los mismos.
No tengo la menor duda que en esta coyuntura hay que respaldar al candidato de
la Colombia Humana si queremos avanzar en la construcción de un país moderno y
con justicia social profundizando la democracia, fortaleciendo la división de
poderes, redistribuyendo una parte de la riqueza y fortaleciendo a las entidades
públicas al tiempo que se combate la elusión y evasión fiscal y estableciendo un
régimen de hacienda pública en que tributen más los que más tienen. Un país en
que se combata la corrupción que defrauda a las finanzas públicas en 50 billones
de pesos cada año, unos 15 mil millones de dólares, según la Contraloría General
de la República. El programa de Petro recoge las banderas de la izquierda
democrática en el país y de los sectores progresistas que desde Rafael Uribe
Uribe a comienzos del siglo XX batalló por construir una sociedad más justa e
igualitaria legado recogido por la revolución liberal en marcha de Alfonso López
Pumarejo y por el inmolado líder popular Jorge Eliécer Gaitán, asesinado el 9 de
abril de 1948. No sé si nos alcanzará para ganar en esta contienda, pero, de una
cosa estoy seguro, el país reclama un cambio y se ha puesto en marcha para
lograrlo.
Bogotá junio 7 de 2018.
Pedro Santana Rodríguez
Director Revista Sur
URL de este artículo:
https://www.alainet.org/es/articulo/193349


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